Vivimos en un mundo cambiante, lleno de sociedades e individuos únicos y particulares, todos muy distintos de otros, más sin embargo con un deseo en común: LA SUPERACIÓN PERSONAL.
Es bueno que cada ser humano albergue dentro de sí el deseo de convertirse en alguien mejor y obtener cosas mayores a las que ha llegado a alcanzar, esto es parte del plan divino para todos nosotros; el problema está en que la mayoría de las personas llevan patrones de vidas equivocados que a lo largo del tiempo solo han conseguido encerrarlos dentro de un circulo vicioso en el cual se repiten errores tras errores que los lleva a su vez a desperdiciar los dones y talentos que desde su nacimiento les fueron otorgados y no es hasta que cada persona entiende esto y decide romper con esta enfermiza rutina que logrará salir adelante e ir en pos de sus propias mejoras.
Detente un momento y medita en las siguientes preguntas: ¿Eres de las personas que tiende a caminar en círculo logrando que su historia de fracaso se repita una y otra vez? O en cambio: ¿Eres de los que rompen los estándares y te levantas cada mañana dispuesto a ir por más?
Cuando estés pasando por una situación difícil recuerda que no eres el único, todos en algún instante pasamos por algo así, pero es la actitud de cada persona la que hace o no que el Reino de Dios se mueva sobre estas situaciones y los favorezca, así que mantén tus expectativas en alto siempre confiado en que algo mejor llegará, puesto que si tu mentalidad no va más allá de tus narices, no podrás pensar como lo hacen en el Reino y por tanto no podrás disfrutar de sus bondades.
Tu mente es la única que puede limitar tu fe y dar entrada al enemigo para apoderarse de ella, así que comienza por cambiar tu mentalidad de un modelo negativista a un estilo positivista, al hacer esto tu entorno y tu persona comenzarán a cambiar.
No seas del tipo de persona que solo piensa en sus necesidades y problemas, más bien se de los que a pesar de ello se mantienen creyendo en las promesas de Dios; y no condiciones tu mente a lo que diga el mundo de ti, sino a lo que Él ya ha dicho que eres.
Pastor: Carlos Aréjulo.
Recopilado por: Maribel Rodríguez.
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