lunes, 6 de septiembre de 2010

Superando tus límites / Detente un momento


Los límites son definidos como lindes o rayas imaginarias que impiden el progreso de un individuo y lo detienen en un punto determinado del camino; al observar este concepto entendemos que ningún ser humano está exento de padecer una limitación en algún momento de la vida, bien sea física o emocionalmente y esto es algo normal, pero podría convertirse en un problema si el cansancio que procede de esta limitante nos afecta no sólo en el cuerpo, sino en el espíritu.


En el mundo de hoy podemos ver personas que a diario se superan a sí mismas en las diferentes esferas de la sociedad, si miramos las noticias podremos conocer la historia de atletas, que en su afán de superación que rompen records impuestos por ellos mismos pero para ello han tenido que pasar por largos y dolorosos entrenamientos no sólo de sus cuerpos sino también de sus mentes, pues para llegar al lugar en donde se encuentran han debido asumir el compromiso de ir cada día por más y evitar caer en la rutina y el estancamiento que ella produce, sabiendo que al dejarse dominar por estas podrían ser superados por aquellos que les pisan los talones.


Este ejemplo tomado del mundo de los deporte bien encaja en la vida del ser humano común y más específicamente de los cristianos, como parte de una sociedad y de un cuerpo no debemos escatimar esfuerzos por lograr la excelencia en todo lo que hacemos, esto implica sacrificar algunas cosas que nos gustan y someternos a un riguroso entrenamiento (que proviene de Dios) el cual nos llevará a alcanzar aquello para lo que hemos sido diseñados.


Si aún te preguntas: ¿Para qué fui creado? La respuesta es muy simple: Tu estas aquí para gozar de la grandiosa bendición que recibiremos cuando el Reino de los Cielos sea establecido aquí en la tierra; así que no seas como muchos que se han dejado vencer por la rutina y no piensan en superar los retos que tienen frente a ellos, evitándose así mismo el futuro disfrute que solo otorga el estar junto a Dios en su reino.


Y no olvides: Que las cosas que esperas que sucedan no ocurrirán a menos que te encuentres dentro de la jurisdicción del Padre, así que prepárate y has los ajustes necesarios para que Su reino se establezca en tu vida desde hoy.


Pastor: Carlos Aréjulo.
Recopilado por: Maribel Rodríguez.

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