lunes, 23 de agosto de 2010

Resultadistas Vs. Resultados.


Los resultados son descripciones específicas de aquello que se espera que pueda hacer comprender a una persona el final de una actividad en curso, por lo general estos marcan pauta para el inicio de algo nuevo y diferente; visto de esta manera es algo bueno para todo ser humano, pero puede llegar a convertirse en un problema si en la búsqueda de el resultado que deseamos nos desenfocamos y llegamos al punto de convertirnos en personas resultadistas (aquellos capaces de hacer cualquier cosa por obtener lo que quieren).


Cada día en el mundo personas pierden su norte al dejarse llevar por las presiones de las diferentes tendencias sociales, esto sucede porque muchas veces no estamos claros con aquello que queremos y pretendemos obtener resultados que no se alinean con la voluntad de Dios, pues en ocasiones olvidamos el porqué y para que fuimos diseñados y comenzamos a confiar en nuestras propias fuerzas y actitudes en vez de dejar que Dios sea quien lleve las riendas de nuestro destino.


El confiar en nuestras propias fuerzas aunado al ego, el orgullo y la desconfianza que nos caracterizan tarde o temprano crearan una barrera invisible que nos separará de Dios e impedirá que la manifestación de Su gloria se haga presente en nosotros; mientras que la fidelidad y la rendición nos acercará más al Padre adhiriéndonos a Él y logrando así de Su mano alcanzar lo que deseamos.


Ha llegado entonces el momento de preguntarte: ¿Estás buscando obtener resultados basados en tus capacidades o en el poder de Dios? Analiza esta pregunta por un instante y luego piensa en lo que te está faltando para ampliar las posibilidades de alcanzar tus objetivos. Luego ponte al día con Dios, esto significa ajustar cuentas con Él y emprende la búsqueda de un mentor que pueda ayudarte a aprender más de los designios del Padre y a su vez encárgate de multiplicar lo que estés aprendiendo. Mientras lo haces desecha de ti el temor, pues este no te sirve de nada, sino por el contrario te aleja de los resultados extraordinarios que tanto anhelas.


Y recuerda que el resultadista se mueve según sus fuerzas, pero el que busca un resultado se mueve en fe y disciplina, así que depón el orgullo y la autosuficiencia y camina en la fe.


Pastor: Carlos Aréjulo.
Recopilado por: Maribel Rodríguez.

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