Las situaciones que a veces sufrimos en nuestra vida, dentro del hogar, abren espacio al enemigo para que siembre en nuestro corazón odio hacia nuestros padres. Debemos entender que el odio nunca será parte de la voluntad de Dios para nuestras vidas y por lo tanto hay que desecharlo. ¿Cómo? Perdonando, aun cuando nos hayan hecho daño.
Comencemos por definir:
¿QUÉ ES EL ODIO?
El odio es una emoción reactiva frente a una persona o una vivencia que hiere o amenaza. También se le llama aversión o antipatía fuerte hacia alguna persona o cosa.
El verbo «odiar, aborrecer, detestar, enemistar» aparece en ugarítico, moabita, arameo y arábigo. Lo vemos en todos los períodos de la lengua hebrea y unas 145 veces en la Biblia.
¿QUÉ FACTORES PRODUCEN EL ODIO?
• LA DESINTEGRACIÓN FAMILIAR. El divorcio. La emigración de uno de los dos Padres. La falta de dedicación de tiempo hacia los hijos.
• MALTRATO FÍSICO. Castigos Severos. Abuso Sexual.
• MALTRATO PSICOLÓGICO. Palabras groseras que dañan la autoestima
CONSECUENCIAS DEL ODIO
EVITA EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL.
ESTORBA EN LAS RELACIONES INTERPERSONALES.
EVITA LA REALIZACIÓN PERSONAL.
El odio y la amargura son como una cizaña de grandes raíces que crece en nuestro corazón y corrompe toda la vida. No permitas que el odio y su consecuente amargura se alojen en su corazón; más bien elige perdonar, ya que el perdón es el mejor camino para desechar el odio y acercarnos a Dios. (EFESIOS 4: 31-32)
Únete a nuestro grupo y encontrarás ayuda para erradicar de tu vida el odio y el rencor. Recuerda eres parte de una Generación Ganadora, naciste para triunfar…