En nuestro diario vivir nos encontramos personas que esperan ser prosperadas por Dios, pero en sus propios términos y no bajo los preceptos de Él; son estos mismos individuos los que opinan que no se debe mencionar el tema financiero dentro de las iglesias, pero aunque parezca increíble también son los primeros en clamar a Dios por abundancia financiera cuando las cosas no están muy bien.
Como sociedad hemos olvidado que la forma como manejamos el dinero es la misma que usamos para manejar el corazón y esto no es algo nuevo, nuestros antepasados también se olvidaron de seguir la voz del padre y guardar sus enseñanzas, lo que trajo consigo este descontrol monetario en el que ahora vivimos y que produce en todos un descontento que nos lleva a quejarnos en contra de Dios, porque no recordamos Su voluntad y manera de prosperarnos.
Y te preguntarás: ¿Qué tiene que ver todo esto del dinero con el amor a Dios? Pues tiene mucho que ver, porque sólo cuando reconocemos que Dios es el amo y Señor de nuestro corazón y que dependemos completamente de Él cuando comenzamos a ver sus bendiciones no solamente financieras sino en todas las áreas de nuestra vida. En esta época de crisis por la que el mundo atraviesa Dios viene a decirte: “Colócame en primer lugar y mira a ver qué es lo que pasa”, verás que si con sinceridad adoras al creador en vez de a su creación la vida comienza a cambiar.
Este día queremos que sepas que existen cinco cosas que puedes hacer con el dinero y son:
Gastar, pagar deudas, pagar impuestos, ahorrar y dar. Dios quiere que inviertas esta lista de la siguiente manera: Dar, ahorrar, pagar impuestos, pagar Deudas y gastar. Si haces de esta forma la lista terminara por simplificarse y tu dinero solo será para: DAR, AHORRAR Y GASTAR. Esta es la ecuación perfecta.
Si quieres que Dios cuide de ti y tus finanzas llegó la hora de abrir tu corazón y decir: Padre te doy el primer lugar en mi vida, has en mí como Tú dispongas; verás como no sólo en lo monetario serás bendecido, tu vida entera cambiará para siempre. Y no olvides que aún cuando el dinero te haga sentir poderoso, no hay mayor seguridad y poder que el de tener al Señor bendiciéndonos a diario.
Pastor: Carlos Aréjulo.
Recopilado por: Maribel Rodríguez.
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