En alguna etapa de la vida todas las mujeres experimentamos lo que es estar deprimidas. Ese sentimiento tenebroso, de desesperanza, desesperación, tristeza y apatía que nos hace mover hacia la inercia, y donde la falta de fe es el sentimiento que prevalece. Haciéndonos crear una imagen distorsionada de Dios, donde lo vemos a Él como distante e indiferente. También distorsionamos la visión de nosotras mismas.
La causa de la depresión: En términos simples, es meramente una emoción negativa debido a sensaciones y evaluaciones contraproducentes. No obstante, puede ser también signo de una seria y hasta maligna enfermedad. Pero, no permita que le digan que esto es algo anormal, que es pecado estar deprimido, o que los cristianos no experimentan depresión. ¡Sencillamente no es cierto! Es una respuesta normal a lo que ocurre en la vida.
Etapas de la depresión:
Depresión ligera: su ánimo decae. Pueden presentarse también sentimientos de frustración, pero su forma de pensar sigue igual. Depresión mediana: Pueden surgir lágrimas sin un motivo aparente, problemas de descanso y alimentación, ya sea por defecto o por exceso. Depresión severa: Es frecuente el llanto, con intensos sufrimientos de abatimiento, rechazo, desánimo, culpa, autocompasión. Se interrumpen los patrones de comida y descanso.
Un consejo para ti:
Como mujeres debemos aprender que la depresión puede llegar a nuestras vidas en cualquier momento, pero esta no debe apoderarse de nosotras y volverse un obstáculo, sino que debe ser encausada y servirnos como medio para alcanzar eso para lo que hemos sido creadas.
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