
La constante del hombre a lo largo de la vida gira en torno a la formulación de preguntas a las que quizá no les encontramos respuestas por no formularlas de la forma correcta. Muchas veces en situaciones que se escapan de nuestras manos y ya son imposibles de manejar nos planteamos las siguientes interrogantes ¿Por qué a mí?, ¿Qué hice para merecer esto?, o ¿Por qué las injusticias siempre me persiguen? Cuando lo correcto sería preguntarnos ¿Qué debo cambiar en mí para salir adelante en esta situación?
Si bien cada uno de nosotros atraviesa por momentos preocupantes, debemos aprender a controlar las emociones que estas situaciones generan en nosotros y no permitir que nuestros pensamientos vuelen y se anclen para producirnos dolor e impedir que busquemos soluciones; de permitir estos pensamientos (que no son de bien) nuestras emociones terminaran sucumbiendo a ellos, haciéndonos vulnerables y llevándonos a realizar actos que nos harán cambiar de forma negativa y no lo notaremos hasta que sea demasiado tarde.
Es imposible no pasar por momentos de angustia y tal vez en medio de estos se presenten oportunidades que al parecer son muy buenas y prometen sanar nuestro dolor, pero que en el fondo sabemos que no lo son haciéndonos debatir entre lo correcto y lo incorrecto produciendo desconfianza en nosotros mismos, llevándonos a creer en cualquier cosa que nos dicen.
Estas situaciones suelen servir de medio para que la ayuda de Dios se manifieste en nosotros, pero recordemos que quien nos ayuda es aquel donde se encuentra la base de nuestra confianza, así que pregúntate este día ¿Mi confianza esta puesta en el Señor?
Nuestra invitación hoy día es a meditar en esta pregunta y recordar que todo esto sucede para que Dios pueda formar Su carácter en ti, como un alfarero forma una hermosa vasija partiendo del barro; pero, para ello necesita de tu autorización y solo así podrá operarte a corazón abierto y extirpar todo aquello que daña tu vida, renovándote y dándote nuevas fuerzas para salir adelante con Su bendición.
Pastor: Carlos Aréjulo.
Recopilado por: Maribel Rodríguez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario