Las experiencias de vida de cada uno de los seres humanos nos sirven de ayuda para conocer nuestro propio interior, así como para superar problemas que en algún momento nos aquejan y resultan tan difíciles de enfrentar, pero que con un poco de optimismo y fe en Dios, pueden servirnos de medio para alcanzar la tan anhelada felicidad; pero de no ser afrontados con la actitud correcta las experiencias inolvidables en nuestras vidas pueden tornarse en algo traumatizante llegando a encerrarnos dentro de un ciclo repetitivo de desconfianza y con un miedo difícil de superar; pues las experiencias (positivas y negativa) se alojan en nuestra mente y en nuestro corazón.
Mientras más experiencias negativas surgen en nuestras vidas, más se activan las defensas mentales que poseemos, llevándonos a crear excusas para no enfrentar determinadas situaciones, estos momentos negativos por el hecho de encontrarse alojados en nuestro interior comienzan a perseguirnos llevándonos a postular especulaciones, juicios y argumentos carentes de bases solidas y reales, provocando así que dejemos de creer en las verdades que conocemos y perdamos la fe.
Como cristianos no debemos alimentar nuestro corazón con recuerdos negativos; si bien es cierto que son experiencias que no olvidaremos, también es cierto que tenemos la potestad dada por Dios para controlarlos y no permitir que se adueñen de nuestras vidas; así pues debemos darle cabida en nuestro interior a los recuerdos agradables que hemos vivido; para ello es necesario que te preguntes: ¿Qué intenciones hay dentro de mí?
No basta con tener la intención de hacer lo correcto o de querer cambiar algo, debes accionar estrategias para que esto suceda, recuerda que: LA INTENCIÓN SIN ACCIÓN ES SOLO UN PENSAMIENTO EN EL AIRE.
Para finalizar dedica tiempo a escuchar esa voz interna que te está diciendo quien eres y que debes cambiar para ser la persona que Dios quiere que seas y dejes de escuchar las voces externas que te alejan de tu misión en la vida. No permitas que lo malo del pasado controle tu presente y te aleje del camino que te llevará a un mejor futuro.
Y no olvides que Dios quiere vivir una experiencia diaria contigo, así que no dudes en acercarte a Él y hablarle con tus propias palabras, escuchando lo que Él tenga que decirte en silencio.
Pastor: Carlos Aréjulo.
Recopilado por: Maribel Rodríguez.
Recopilado por: Maribel Rodríguez.
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